Cadaqués, pueblo pescador.
Las aguas son bastante cristalinas pero no hay arena realmente, con piedras, piedritas y piedrotas más que todo de color oscuro.
De todas las imágenes de ese día, ésta es la que más me gustó. Supongo que porque puedo ver la calma en el agua y porque había silencio, una sombrilla de rayitas azules (que me recordaron a Picasso) y porque obviamente asocio todo este viaje con Dalí, aunque no entré a su casa-museo en Port Lligat.